- ¿Contarte qué?
- Tus marcas - dice, señalando mi muñeca con el bolígrafo.
- No es nada.
- ¿Sabes por qué las personas se autoflagelan?
- Para morir.
- Y para desahogarse. Dime, ¿por qué lo haces tú?
- Unas veces para morir. Otras veces para desahogarme.
- Cuando quieres morir, ¿en qué dirección lo haces?
- Hago los cortes horizontales. Siguiendo la vena.
- ¿Y cuando te quieres desahogar?
- Al contrario.
- Esos son horizontales.
- Lo sé.
- ¿Qué me estás ocultando?
- Nada.
- Si me pagas para que haga mi trabajo, déjame hacerlo.
- Las voces.
- ¿Han vuelto? - se incorpora en su silla.
- No es mi voz, como tantas otras veces. Son las voces de los demás. Los insultos. Una y otra vez.
- ¿Te tomas los calmantes?
- Me tomo toda la mierda que me recetas.
- Será una mierda, pero te mantiene aquí.
- Estoy cansándome de estar aquí.
- ¿En la consulta?
- En todos lados.
Apunta en su libreta.
- Me dijiste que querías ver lo que ponía en mi libreta. ¿Quieres que te lo lea?
- Me gustaría verlo.
- ¿No te fías de mí, Liv? ¿Después de tantos años?
- No me fío de tu obsesión de protegerme ocultándome cosas.
- Está bien. Toma.
Me pasa la libreta, y la ojeo.
LIV TYLER
"Cuántos años llevo con él", pienso.
Trastornos bipolares de tipo II
Depresión
Autoflagelación
Principios de anorexia
Teme enfrentarse a su padre. Punto importante a mejorar.
- ¿Punto importante a mejorar?
- Alguna vez tendrás que hablar con él, Liv.
- ¿Y si me niego?
- Nunca me haces caso. No me sorprendería.
Vive con su hermana mayor Jade. Actualmente está saliendo con un chico, Gerard.
Ella ve a Gerard como la única persona capaz de salvarla y de hacer que sea normal. Entrevista con el chico. Llamar.
- ¿Quieres hablar con Gerard?
- De hecho, ya lo he hecho.
- ¿Qué? ¿Cuándo?
- Espero que no te moleste el que no te lo diga.
- ¿Qué? Vamos, ¿hace cuánto?
Le lanzo la libreta al regazo y rápidamente él vuelve a apuntar más cosas. Yo resoplo y miro el reloj.
- Nos vemos el viernes.
- Sí, nos vemos - digo, de mal humor, saliendo por la puerta.
~
Mi hermana me ha comprado toda una tienda de pulseras (y si no, casi) para que me las ponga encima de las cicatrices. Se le ocurrió a Gerard, y la verdad es que yo no había pensado en eso. Dan mucho más calor que llevar la camisa, pero por lo menos ya no miran por ir tan abrigada.
- ¿Estás bien así? - pregunta Jade, poniéndome la última pulsera. Tengo casi todo el brazo lleno.
- Sí. Ahora me van a mirar raro por llevar tantísimas pulseras y brazaletes - digo, mirándolos.
- No creo que lo hagan - dice. Me abraza y yo le correspondo. - Oye, Liv...
- ¿Qué?
- Me gustaría hablar contigo de algo...
Me suena el móvil y miro la pantalla. Veo que es Mikey y lo cojo, pidiéndole disculpas a mi hermana.
- ¿Sí?
- ¿Liv? Ven al rellano que hay casi a las afueras de la ciudad.
- ¿Qué? ¿Qué ha pasado?
- Harry, Frank y Gerard. Están en una pelea con Alex. Y Alex lleva a unos diez tíos más. No ha venido solo, como dijo. Ven. Páralos. Y que venga Jade. Todo esto es por ella.
Cuelgo y miro a mi hermana, nerviosa.
- Coge el coche - digo, temblando. - Tenemos prisa.
~
En menos de diez minutos estamos en el rellano al que se refería Mikey y veo un corro de tíos. Mikey está con ellos, y a mí me entra una punzada de remordimiento.
Jade y yo salimos corriendo del coche y nos acercamos.
- ¡Déjalos en paz, gilipollas! - grita Jade, haciéndose paso entre el corro de tíos que rodean a Mikey, Frank, Gerard y Harry.
- Tú deberías dejarnos en paz, porque esto no va contigo - dice Alex, sin mirarla.
- ¿Qué quieres? ¿Matarlos? - pregunta, poniéndose delante de Harry.
- No estaría mal. Pero no. Sólo darles una lección.
- Oh, claro. Tú eres el más indicado para dar lecciones de moralidad - digo, colocándome a la altura de Gerard.
- Iros de aquí - susurra él, cogiéndome de la mano.
Niego y vuelvo a centrar mi atención en Alex.
- No tengo pudor alguno en pegarle a una chica. Iros de aquí.
- No - decimos Jade y yo, al unísono.
- Iros - murmura Frank, intentando echarnos del corro.
- Vete, por favor - oigo que dice Harry a Jade. Ésta le mira y niega, cogiéndole de la mano.
- Todo esto es por mí. Si quieren tocarte un pelo, que sea por encima de mi cadáver.
- Y si tocáis un pelo a alguno de los que estamos aquí - digo, tragando saliva -, lo haréis por encima de mi cadáver, también.
Alex suelta una carcajada.
- Míralas, las putillas valientes - dice, sarcásticamente.
- Controla tu vocablo, anormal - suelta Harry, mirándole con asco.
- No estás en una situación muy buena para decir eso, ricitos - dice, apartando a Jade de un manotazo.
- ¡No la toques! - digo, chillando.
- Estate quieta, y sígueme la corriente - dice Gerard, en mi oído.
- No dejaré que te hagan daño, lo prometo - digo, apretándole la mano.
Vemos un coche avanzar por detrás de Alex. Nadie le presta atención, pero siento que la ansiedad me recorre todo el cuerpo. Si tan sólo pudiera llamar a Ray y a Bob, seguro que las cosas estarían más igualadas.
- Alex - lo llama Gerard. - ¿Exactamente por qué quieres pegar a Harry?
- ¿Y a ti qué te importa?
- Lo estoy defendiendo. Me gustaría saber de qué lo defiendo.
- Jade es mía. Y me la ha robado.
- Tú solito la has perdido - digo, mirando a los chicos que están a nuestro alrededor, y al coche que está tras Alex.
Veo que salen varias personas del coche, y se me sube el corazón a la garganta. ¿Más amigos de Alex?
Estamos perdidos.
- ¿Qué has dicho? - pregunta, acercándose a mí. Me coge la muñeca y la ve llena de pulseras. - Mírala, se corta y luego no quiere que nadie lo vea.
- Aparta tus manazas de Liv - dice Gerard, poniéndose entre él y yo.
Alex levanta la mano, haciendo el amago de ir a pegarle un puñetazo a Gerard y yo cierro los ojos. Oigo el quejido de Gerard y yo vuelvo a la realidad.
Empieza a pegarle puñetazos y patadas, y cuando Frank intenta pararlo, otros dos lo agarran por los brazos, y otro empieza a pegarle también a él.
Mikey y Harry también corren la misma suerte. Jade y yo nos miramos, sin saber qué hacer. Estoy tan asustada que tengo las piernas temblando como gelatina. La pelea sigue y yo veo cómo Alex coge a Jade del brazo. Ella se resiste, y él la pega.
- Eres una zorra, ¿lo sabes?
Me pongo detrás de Alex y en un descuido, de pego una patada en la entrepierna.
- Nunca le des la espalda al enemigo - escupo, mientras Jade se aleja de Alex, dolorida.
Justo en ese momento oigo la voz de alguien conocido.
Empieza a pegarle puñetazos y patadas, y cuando Frank intenta pararlo, otros dos lo agarran por los brazos, y otro empieza a pegarle también a él.
Mikey y Harry también corren la misma suerte. Jade y yo nos miramos, sin saber qué hacer. Estoy tan asustada que tengo las piernas temblando como gelatina. La pelea sigue y yo veo cómo Alex coge a Jade del brazo. Ella se resiste, y él la pega.
- Eres una zorra, ¿lo sabes?
Me pongo detrás de Alex y en un descuido, de pego una patada en la entrepierna.
- Nunca le des la espalda al enemigo - escupo, mientras Jade se aleja de Alex, dolorida.
Justo en ese momento oigo la voz de alguien conocido.
- Oh, Alex. Acabas de cavar tu tumba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario